Hoy es el cumpleaños de la AbuelaElsa, la
extrañamos mucho pero intentamos aplicar sus consejos y la tenemos siempre
presente en sus dichos, especialmente cuando cocinamos.
Abuela Elsa, fue una
excelente hija, amiga, esposa, madre, suegra y abuela. Digamos que ser
clasificada de excelente suegra por una nuera, debería ser uno de los
mayores logros de una madre, conste que no soy la única hija política que la califica
así, pero tiene otros méritos.
Cuando pienso en abuela Elsa pienso en su
capacidad de resiliencia, soportó muchos golpes fuertes en su vida y salió
adelante: sobrellevó un divorcio en momentos en que divorciarse era un estigma; crisis económicas y familiares; vivió la muerte de dos hijos, uno bebito que murió en sus brazos y Alberto que
murió de cáncer en el 2008, también la tragedia de la muerte consecutiva de dos
de sus nietos, esto para una señora de más de 80 es una prueba muy, pero muy
dura más, logró ver el sol aún después de eso y acompañarnos.
Recuerdo especialmente dos momentos que
muestran su resiliencia:
Al saber que Mauri tenía un tumor y teníamos
que ir a Ciudad de México, abuela Elsa muy decidida vino con nosotros, para ayudarnos y ¡cómo nos ayudó! Se manejó en una ciudad de 21 millones de
habitantes que no conocía como si hubiera nacido allí y no en Sayago ¡viajaba en metro para
ir al hospital a diario!
El día de la operación del tumor cerebral de
Mauri, esperamos juntas en la sala de espera (no se quiso ir al apartamento por nada en el mundo) se quedó sentada con su rosario, yo leía un libro de
Wayne Dyer que había encontrado por allí, sentada a lo buda, de tanto en tanto,
nos mirábamos sin hablar. Después de 8 horas 45 minutoes, recibimos el diagnóstico tajante de los cirujanos del
Hospital de Oncología pediátrica SXIX del IMSS. Eduardo y yo escuchamos lo que
quisimos, abuela Elsa entendió al pie de la letra la trágica realidad, a pesar
de su sordera. Resistió este golpe y acompañó a Mauri con alegría, en un
contexto que no era fácil ¡valiente la morocha! diría Egidio.
Otro ejemplo de esta capacidad de sacar energía
a pesar de todo, es menos trágico, cuando nos veníamos a
México, con sus adorados nietos, nos estaba ayudando a levantar la casa (Edu y
Gastón ya estaban en BCS). Llegó el señor de la fumigación. Abuela Elsa
comenzó a conversar (muy comunicativa como siempre) y le contó que nos íbamos
del país, algo evidente pues la casa era un verdadero lío (desmadre).
A las dos
palabras con el hasta entonces desconocido fumigador, comenzó a llorar
desconsoladamente....el señor muy empático, le comentó la historia de una tía a
la que sus nietos se le habían ido al exterior y esta señora comenzó a viajar,
nunca lo había hecho antes y a
comunicarse por la computadora. Yo voy a hacer eso, dijo Abuela Elsa, y ¡así lo
hizo! El día en cuestión, terminamos AbuelaElsa, Mauri que la consolaba, el
amigo fumigador y yo abrazados, llorando entre las cajas y bolsas para tirar.
La abuela Elsa vivenció el storytelling y lo puso
en práctica, si eso no es resiliencia...no sé qué es. Sería hermoso tenerte en
este cumpleaños, pero es genial poder aplicar todo lo que nos enseñaste.
Y también, patentar el agua de manzana, las
albóndigas de verdura, y los cumpleaños con tortas (pasteles) personalizados ¡qué
delicia!