viernes, 27 de julio de 2018

Te llevo conmigo


Elisabeth Kubler Ross y Jorge Bucay (El camino de las lagrimas), entre otros,  nos enseñan las etapas del duelo. La aceptacion o la interiorizacion,  sería la etapa en que,  la persona que se fue de esta tierra, está de alguna manera contigo, siempre, con una presencia dulce,  incluso en la tristeza. Nunca se acepta la muerte de un hijo, se cambia definitivamente,  nada volverá a ser como antes pero, el amor es mucho, pero mucho más fuerte.
A 10 años del último suspiro de Mauri, lo sigo amando y sé que aunque no lo veo está conmigo y le digo: ¡Gracias Mauri! 



Estás conmigo en algún rincón de mi corazón, en la glándula pineal en los recuerdos y en la flor de mis chacras.
Sin tiempo en este tiempo, todo lo iluminas eres la luz, eres la dulzura. Agradezco inmensamente el haberte llevado en mi vientre, el haber estado juntos una semana en reposo (antes de salir a tu vida terrestre) escribiendo y mirando TV, el habernos bañado en el mar y el haber juntado caracoles para uno de tantos proyectos que hicimos.

Periodista de mi alma, arquitecto de amor, te llevo conmigo hasta siempre.
Gracias por existir por ser tan perfecto, tan Mauri.
Siempre estaremos juntos en nuestros proyectos informáticos, FlacoComputadora, sé que estás al otro lado del río.



















Malena Algorta

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La foto perfecta


Mauri feliz disfrutando la vida


Hace 10 años Eduardo y yo creíamos tener la foto perfecta, una hermosa familia con hijos sanos inteligentes y armónicos, bueno a veces. La sola idea de una enfermedad nos daba espasmos e inmediatamente nuestra mente pensaba en otra cosa, ¿conoces esa sensación?

Podíamos superar muchos problemas tales como crisis económicas e incluso la inmigración, pero la muerte de uno de nuestros hijos, no estaba en el menú de opciones. Si ya habíamos tenido tantos problemas, el Universo no podría darnos ese otro escalón a superar.

Nunca nos habían enseñado esto de la muerte, era una total asignatura pendiente, a pesar de que claro, tuvimos muchas oportunidades para aprender, especialmente cuando Il Vecchio, el papá de Eduardo emprendió su viaje, allí descubrimos el agradecimiento y la aceptación. Ni en la escuela ni en las clases de catequesis, muchas ellas, reflexionamos sobre esta parte de la vida. Por lo que a fines de julio del 2007 nos enfrentamos a una nueva foto de la familia.

La vida, al igual que las olas, tiene sus revolcones. El nuestro fue un Astrocitoma grado dos, convenientemente ubicado entre la médula y el bulbo de Mauri, nuestro tercer hijo. Se hizo notar en su 14 aniversario y desde allí no nos dio tregua.

Corrimos durante 8 meses tratando de anticipar la cura, que aún no se tiene, encapsular al nuevo integrante de la médula de Mauri. Probamos con todo lo que pudimos, todos nos apoyaron, sentimos y Mauri sintió, una inmensa solidaridad, de todos, un sentimiento reconfortante. Estábamos con muchos, muchos padres, en situaciones similares y recibimos, por los médicos del Hospital de niños SXXI en CDMX, el honroso título de “Presidentes del Sindicato de padres”. O sea, éramos un incordio para los pobres doctores.

A partir de abril del 2008 Mauri atravesaba el Boulevard de los sueños rotos tal como el tema de Green Days y nosotros seguíamos corriendo para reconstruir nuestra foto. El 27 de julio del 2008 emprendió su viaje, no sin antes despedirse, a su manera de todos.
Es allí que descubrimos quien era nuestro maestro de vida, nuestra gran enseñanza, hoy 10 años después sabemos que también tenemos la foto perfecta, una más grande y con muchos nuevos integrantes, Mauri nos abraza de otra manera, una más sabia y espiritual, una llena de amor.

Hasta luego Flaco computadora, y gracias, gracias por existir.






Malena Algorta

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