viernes, 27 de julio de 2018

La foto perfecta


Mauri feliz disfrutando la vida


Hace 10 años Eduardo y yo creíamos tener la foto perfecta, una hermosa familia con hijos sanos inteligentes y armónicos, bueno a veces. La sola idea de una enfermedad nos daba espasmos e inmediatamente nuestra mente pensaba en otra cosa, ¿conoces esa sensación?

Podíamos superar muchos problemas tales como crisis económicas e incluso la inmigración, pero la muerte de uno de nuestros hijos, no estaba en el menú de opciones. Si ya habíamos tenido tantos problemas, el Universo no podría darnos ese otro escalón a superar.

Nunca nos habían enseñado esto de la muerte, era una total asignatura pendiente, a pesar de que claro, tuvimos muchas oportunidades para aprender, especialmente cuando Il Vecchio, el papá de Eduardo emprendió su viaje, allí descubrimos el agradecimiento y la aceptación. Ni en la escuela ni en las clases de catequesis, muchas ellas, reflexionamos sobre esta parte de la vida. Por lo que a fines de julio del 2007 nos enfrentamos a una nueva foto de la familia.

La vida, al igual que las olas, tiene sus revolcones. El nuestro fue un Astrocitoma grado dos, convenientemente ubicado entre la médula y el bulbo de Mauri, nuestro tercer hijo. Se hizo notar en su 14 aniversario y desde allí no nos dio tregua.

Corrimos durante 8 meses tratando de anticipar la cura, que aún no se tiene, encapsular al nuevo integrante de la médula de Mauri. Probamos con todo lo que pudimos, todos nos apoyaron, sentimos y Mauri sintió, una inmensa solidaridad, de todos, un sentimiento reconfortante. Estábamos con muchos, muchos padres, en situaciones similares y recibimos, por los médicos del Hospital de niños SXXI en CDMX, el honroso título de “Presidentes del Sindicato de padres”. O sea, éramos un incordio para los pobres doctores.

A partir de abril del 2008 Mauri atravesaba el Boulevard de los sueños rotos tal como el tema de Green Days y nosotros seguíamos corriendo para reconstruir nuestra foto. El 27 de julio del 2008 emprendió su viaje, no sin antes despedirse, a su manera de todos.
Es allí que descubrimos quien era nuestro maestro de vida, nuestra gran enseñanza, hoy 10 años después sabemos que también tenemos la foto perfecta, una más grande y con muchos nuevos integrantes, Mauri nos abraza de otra manera, una más sabia y espiritual, una llena de amor.

Hasta luego Flaco computadora, y gracias, gracias por existir.






Malena Algorta

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